

Este rosado de producción limitada proviene de una selección de parcelas situadas en las faldas de la Sierra de Cantabria. En su elaboración se emplearon dos de las castas emblemáticas riojanas: la blanca Viura, de cepas de más 80 años, y la tinta Tempranillo, de viñas jóvenes. Ambas aportan su tipicidad dando un vino muy aromático, con mucho volumen y frescura y un posgusto afrutado
Pequeñas parcelas situadas en las faldas de la Sierra de Cantabria de viñas viejas de Viura y cepas jóvenes de Tempranillo, concretamente en San Vicente de la Sonsierra, Labastida y Briñas, a una altitud entre 450 y 550 metros sobre el nivel del mar.
La cepas de Viura tienen una media entre 80 y 82 años, mientras que las de Tempranillo 14.
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