
Templanza, sabiduría y estilo en este Tío Pepe con 10 años de crianza. Fino muy viejo, con una crianza biológica al límite.
Tras una década de envejecimiento, solo algunas botas mantuvieron trazos de levadura, que continuaron interactuando mágicamente con el vino.
Una única bota fue seleccionada entre las 149 que componen esta solera histórica para la obtención de este vino, la bota número 33.
Según Antonio Flores, enólogo y master blender de Tío Pepe, “se trata de un fino que podría describirse como Fino Amontillado, en el límite entre la vida y la muerte, en la agonía de la flor”.
También podría interesarle
Templanza, sabiduría y estilo en este Tío Pepe con 10 años de crianza. Fino muy viejo, con una crianza biológica al límite.